Utilizamos cookies propias y de terceros, analizando sus hábitos de navegación en nuestra página web, con la finalidad de garantizar la calidad, seguridad y mejora de los servicios ofrecidos a través de la misma. En los casos en que el usuario no manifieste expresamente si acepta o no la instalación de las cookies, pero continúe utilizando nuestra página web, se entenderá que éste ha dado su consentimiento, informándole expresamente de la posibilidad de bloquear o eliminar las cookies instaladas en su equipo mediante la configuración de las opciones del navegador. Puede obtener más información a este respecto consultando nuestra Política de Cookies Acepto
Ivie
INSTITUTO VALENCIANO DE INVESTIGACIONES ECONÓMICAS
63%
Según la Encuesta de Población Activa (EPA), el 63% de los directivos españoles tiene en la actualidad algún tipo de estudios universitarios, o lo que es lo mismo, prácticamente dos de cada tres tienen formación superior.

Este nivel es resultado del proceso de mejora continua en la formación de este colectivo registrado en nuestro país a lo largo de las últimas décadas. En 1977 los licenciados suponían sólo un 19,6% de los directivos y las personas con estudios universitarios de ciclo corto un 13,7%. En definitiva, sólo uno de cada tres directivos había completado algún tipo de estudios superiores. A lo largo de tres decenios, el tiempo que separa a una generación de la siguiente, el porcentaje de universitarios casi se ha duplicado, pasando del 33,3% de 1977 al actual 63,1%. Esta evolución pone de manifiesto que el notable esfuerzo realizado en nuestro país en términos de inversión en capital humano también se ha extendido a los emprendedores y, en particular, a los directivos.

Para valorar esa cifra hay que tener en cuenta que el nivel de formación académica de nuestros directivos se sitúa 40 puntos porcentuales por encima del 23% correspondiente al conjunto de la población. Esta posición avanzada de los directivos en cuanto a dotaciones de capital humano puede ser muy relevante para que unas empresas más y mejor profesionalizadas puedan hacer frente a las transformaciones estructurales que plantean los problemas de competitividad y productividad de nuestra economía.

El capital humano es una variable clave para el desarrollo de una sociedad avanzada por sus múltiples efectos positivos, como muestra la evidencia internacional disponible. Las personas con mayores niveles de formación educativa tienen una mayor propensión a participar en el mercado de trabajo y una mayor probabilidad de encontrar empleo. Además, pueden desarrollar tareas más productivas, que permiten pagar salarios más elevados manteniendo a la vez la competitividad de las empresas. Por todo ello es muy importante tener trabajadores dotados del mayor nivel de capital humano posible.

Pero el capital humano de los emprendedores tiene un papel especialmente relevante porque propicia la utilización más eficiente del capital humano del resto de los trabajadores. Estos efectos indirectos sobre el aprovechamiento del capital humano son sustanciales, como muestran los estudios más recientes para el caso español. El nivel de formación educativa de los directivos de una empresa puede llegar a duplicar el rendimiento asociado a un año adicional de estudios de los trabajadores de la misma.

En definitiva, contar con emprendedores con más capital humano es una buena noticia para el futuro de la economía española. De esos recursos más cualificados cabe esperar beneficios para los propios emprendedores, pero también para los trabajadores de sus empresas y para el conjunto de la economía y de la sociedad.

Lorenzo Serrano
Investigador del Ivie y
profesor de la Universitat de València