Utilizamos cookies propias y de terceros, analizando sus hábitos de navegación en nuestra página web, con la finalidad de garantizar la calidad, seguridad y mejora de los servicios ofrecidos a través de la misma. En los casos en que el usuario no manifieste expresamente si acepta o no la instalación de las cookies, pero continúe utilizando nuestra página web, se entenderá que éste ha dado su consentimiento, informándole expresamente de la posibilidad de bloquear o eliminar las cookies instaladas en su equipo mediante la configuración de las opciones del navegador. Puede obtener más información a este respecto consultando nuestra Política de Cookies Acepto
Ivie
INSTITUTO VALENCIANO DE INVESTIGACIONES ECONÓMICAS
2,5%
La última información que ofrece el Banco de España sobre la morosidad de las entidades de crédito, de agosto de 2008, confirma los efectos negativos que la reciente coyuntura económico-financiera está teniendo sobre esta variable. La tasa de morosidad, esto es, el porcentaje que los créditos de dudoso cobro representa respecto al total del crédito a otros sectores residentes, ha llegado a situarse en el 2,5%, un nivel que no se había alcanzado desde 1997, cuando la morosidad alcanzó el 2,9%.

Tras esta cifra existen importantes diferencias entre distintos tipos de empresas bancarias. Así, las cajas de ahorros presentan una tasa de morosidad del 2,91%, mientras que los bancos se sitúan en el 1,99%. A su vez, las cifras son bien distintas en función del destino de la financiación que otorgan los bancos. El desglose por agentes que ofrece el Banco de España hasta el segundo trimestre de 2008 muestra una tasa de morosidad superior en la financiación a los hogares (1,81%) que a las actividades productivas (1,58%), algo que empezó a suceder por primera vez en España en 2006 y refleja las consecuencias adversas del cambio de ciclo y de la elevación de los tipos de interés en un contexto de elevado nivel de endeudamiento de los hogares españoles. Por tipo de préstamos, la tasa de morosidad más elevada tiene lugar en el crédito al consumo (4,33%), siendo mucho más reducida en los préstamos para la compra de vivienda (1,31%). No obstante, en este último caso, la morosidad está aumentando desde 2004 (0,29%) y su valor se ha cuadriplicado desde entonces.

El pinchazo de la burbuja inmobiliaria y la crisis en los sectores que tienen que ver con la vivienda está acelerando el crecimiento de la morosidad en la financiación otorgada a la construcción y a las actividades inmobiliarias. En el primer caso, la morosidad en junio de este año era del 2,06%, habiendo crecido un 72% en sólo tres meses. En la financiación a las actividades inmobiliarias, el nivel es ligeramente más reducido (1,98%), pero se ha más que duplicado de marzo (0,92%) a junio de 2008, afectado por los concursos de acreedores de algunas grandes promotoras inmobiliarias.

Los valores de la morosidad bancaria en España, si bien se han acelerado en los últimos meses, no son elevados en el contexto internacional y se sitúan por debajo de países como Estados Unidos, Italia, Alemania o Francia. No obstante, la tendencia es preocupante pues la experiencia histórica demuestra que la morosidad puede subir rápidamente; así, en 1993, durante la breve pero intensa recesión de ese año en el que se alcanzó una tasa de crecimiento del PIB negativa del -1,2% y una tasa de paro del 22,6%, y se produjo la crisis de Banesto, la morosidad de la banca española marcó un techo máximo del 8,9%. Además, la aceleración de la morosidad en los últimos meses está pasando factura a las provisiones contra las insolvencias, y la tasa de cobertura ha alcanzado el 87% en agosto de 2008, lo que supone su menor nivel desde enero de 1997.

Joaquín Maudos
Investigador del Ivie y
profesor de la Universitat de València